Camarada Manuel Cepeda ¡¡¡PRESENTE!!!
El camarada Pepe Cabanas, ha contado una serie de anécdotas en relación con la actividad política de nuestro padre, y como quiera que según dice le flaquea la memoria, le recordamos brevemente alguna de las actuaciones más significativas de Manolo Cepeda.
Nuestro padre ingresó, dada su corta edad, en el SEU de antes de la guerra, en la sección de Bachillerato después de las elecciones de Febrero del 36, reuniéndose en diversas ocasiones con Alejandro Salazar, Jefe Nacional del SEU, en los jardines de la Plaza de Oriente. Durante la Guerra Civil colaboró con la Falange clandestina en Madrid.
Finalizada la Guerra Civil, y después de un enfrentamiento con militantes "juanitos" (jóvenes monárquicos seguidores de D. Juan, que paseaban los domingos por la Castellana luciendo en sus solapas una insignia de oro con la "J III"), y como consecuencia de arrebatar una pistola a un militar monárquico, fue admitido en la "Guardia de Franco" (organización del Movimiento Nacional, considerada entonces como la Vanguardia o Primera Línea de los falangistas), admisión excepcional, pues entonces solo se permitía el acceso a la Guardia, a ex combatientes, ex divisionarios, ex cautivos o camaradas de la “vieja guardia”.
Posteriormente, y dada su pasión por el alpinismo y el esquí, funda la Centuria de montañeros de la Guardia de Franco (Centuria XVI de Madrid), de la que fue jefe prácticamente durante toda su existencia.
La Centuria de montañeros, junto con la Centuria “Alejandro Salazar” (Centuria XX de la Guardia de Franco, integrada por militantes del SEU y mandada por Puente y Diego Márquez) y otra Centuria mandada por Mariano Vera, estaban consideradas como las más “politizadas” de toda la Guardia, y a título demostrativo Manolo Cepeda designó como jefe de formación política de los montañeros a Sigfredo Hillers de Luque, lo que nos da idea del carácter político y revolucionario de la Centuria.
No podemos olvidar que en aquel entonces la Guardia de Franco la mandaba, como Lugarteniente Nacional, Luís González Vicen (Jefe de milicias de la Falange de Valladolid, y héroe del “Alto de los Leones”, aunque Franco le ninguneara concediendo la Medalla Militar solamente a José Antonio Girón), y además Luís era Jefe del Servicio de Información, con una participación estelar en la lucha contra el “maquis”.
A mediados de los años 50, y comandados por González Vicen, empieza a surgir un movimiento dentro de la Guardia de Franco, de contestación directa al régimen del General Franco, al llegar al convencimiento de que a pesar de haber transcurrido más de 15 años desde el final de la Guerra Civil, los postulados revolucionarios de la Falange seguían “pendientes”, a pesar de la coreografía azul del régimen.
La Centuria de montañeros, además de su actividad deportiva, incidía en su vertiente político-revolucionaria, e incluso en Madrid se crearon “dobles Centurias” extraoficiales, con antiguos militantes de la CNT, especialmente del Metro de Madrid, dada la afinidad ideológica y los presupuestos sindicalistas revolucionarios (incluso el propio Girón, en su condición de Ministro de Trabajo, tuvo reuniones extraoficiales con trabajadores anarcosindicalistas, de la cuenca minera asturiana).
Como consecuencia del clima “caliente” que imperaba en la mayoría de los militantes de la Guardia de Franco, al ver cercenadas sus ansias revolucionarias el 20 de Noviembre de 1957, y después de que la Centuria de Montañeros trasladara a pie desde Madrid, como era costumbre, una corona de laurel para depositarla a los pies de la tumba de José Antonio en el Monasterio de El Escorial, y después de que finalizara la misa y acto oficial, cuando el General Franco procedía a pasar revista a todas las Centurias, tanto del Frente de Juventudes (formadas a la izquierda) como a las de la Guardia de Franco (formadas a la derecha), al llegar a la altura de la Centuria de Montañeros, Manuel Cepeda que se encontraba como Jefe al frente de la Centuria junto con el guión de la misma, se dio la media vuelta, en signo de desaprobación al Caudillo, dándose igualmente la media vuelta la mayoría de la Centuria.
En contra de lo que se ha contado, Manuel Cepeda no dio orden de media vuelta en voz alta, para que su gesto no comprometiera a sus camaradas, y a pesar de ello prácticamente la totalidad de la Centuria siguió su ejemplo, no siendo cierto que saludaran brazo en alto al darse la media vuelta.
Igualmente, otros camaradas que estaban encuadrados en otras Centurias, imitaron su gesto, especialmente los de la Centuria “Alejandro Salazar”, así como camaradas tanto del Frente de Juventudes como de la Guardia de Franco, que sin estar formados, asistían al acto.
Como consecuencia de estos hechos, como era inevitable miembros de la Policía política del régimen se presentaron en el domicilio de Manuel Cepeda, avisándole de que no solo tenían orden de seguirle a todos los sitios, sino que además a la próxima “tontería”, tenían guardada para él una orden judicial de destierro y confinamiento a Villa Cisneros. (CONTINUARÁ)
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