Me reitero: Ratas asesinas y políticos pusilánimes.

Estamos cansados de tanta condolencia fácil, de tanta hipocresía, que solo se amedranta ante la rabia y las lágrimas de las víctimas. Hipocresía que solo es capaz de perder su fuerza ante el dolor y el sufrimiento, cuando los cuerpos de las víctimas aún están calientes.

Necesitamos ver como se da el primer paso de reconocer derechos a esas 300.000 personas exiliadas en su propia Patria, que han tenido que abandonar su tierra vasca para dispersarse por la anchura de España, mientras se le concede el voto a los hijos, de los hijos de emigrantes españoles sin que jamas hayan pisado España. En cambio a estos Vascos que han tenido que huir de su tierra, dejando sus casas, porque el estado no ha sido capaz de asegurarles sus derechos a vivir en su tierra, a expresarse libremente, a moverse libremente, a escolarizar a sus hijos en centros donde no se les enseñe solo y exclusivamente en euskera, y además no se inventen la geografía y la historia.

A estos Vascos se les niega el ejercicio a decidir el futuro de su tierra, poniendo en manos del nacionalismo una proporcionalidad política que no le corresponde, pero lo que es escandaloso es que esta aptitud lo que supone es, dar carta de validez para los métodos gansteriles, tiránicos, mafiosos y violentos del socialismo separatista, que en perfecta simbiosis de intereses con el Estado, a través de los distintos gobiernos vascos, que han tenido el dinero público hasta prácticamente ayer, han financiados fines proetarras. Hace unas semanas, como han hecho los distintos gobiernos del PNV que se han sentado en Ajuria Enea muy democráticos ellos, tan democráticos como cómplices, aprobaron varias decenas de millones de las antiguas pesetas para los familiares de presos, sin que la ley haya podido evitarlo. Ni nadie haya alzado la voz para decir que esa ley no nos vale.

Es hora de cambiar, de ponerse enfrente, todos a una, para que en las calles de las tierras vascongadas, si alguien tiene miedo, que sea las ratas asesinas de eta, y toda la cochambre que les acompaña.

Que Dios acoja en sus seno a los jóvenes guardias civiles, Don Carlos Sáenz de Tejada y a D. Diego Salva, y lleve el sosiego y la esperanza a todos sus seres queridos, y a nuestro políticos les dote de la firmeza y valor, para aplicar con rigor la ley, en favor de las víctimas y en contra de esta degeneración del genero humano que representa el SEPARTISMO NACIONALISTA VASCO, cómplices junto con el clero vasco del miedo y el desprecio que sufren muchas personas en vascongadas.

Machacando las Almendras.