Contra la Usura y Despilfarro

Contra la Usura y Despilfarro
Los culpables siguen cobrando cifras millonarias

El síndrome Belén Esteban. Carta de una profesora.


El síndrome Belén Esteban.

 Como profesora, las preguntas de los alumnos que más me cuesta responder convincentemente son sobre porqué hay que estudiar cosas que a ellos les parecen inútiles o absurdas, como la Historia o la Geografía. Yo tengo claro qué me aportan a mí, pero de todas las razones que hay para estudiar estas cosas, yo les hago hincapié en lo necesarias que son estas disciplinas para comprender el mundo en el que viven: las coordenadas de espacio y tiempo, que al fin y al cabo son las que tratan la Geografía y la Historia , nos ayudan a conocer el sitio que ocupamos en el mundo y a comprender de dónde vienen todas nuestras realidades. Que todo eso les puede parecer ajeno y absurdo, pero que muchas de las cosas que estudian tienen que ver con su vida real y que, quieran o no, les afectan.



Por ejemplo, ¿quieres saber por qué tienes a tu lado a un compañero que viene de Ecuador? ¿por qué habla el mismo idioma que tú? ¿quieres entender por qué un señor, por nacer con el apellido Borbón, va a ser "rey" y el Estado Español le va a dar mucha pasta (que vendrá de los impuestos que tú pagues de mayor)? ¿por qué lo que digan unos señores europeos en Bruselas va a repercutir - y mucho - en tu vida? Todo eso es geografía. Todo eso es Historia.



Algunos entienden qué quiero decir, otros no. Yo no llevo mal las preguntas, las protestas... son críos. Es normal. Donde me desarman del todo y me dejan sin respuestas es cuando me dicen que todo eso les da igual. Que para qué quieren saber dónde está Marruecos, si no van a ir nunca. Para qué conocer el tipo de elecciones que hay en España, si ellos no tienen la intención de votar jamás. Que les resbala que haya una guerra en Irak, que media África se esté muriendo de hambre o que la Unión Europea diga "bla". Si ni siquiera les interesa eso, imaginaos lo complicado que me resulta hacer que se interesen por lo que hacían señores de hace cinco siglos, por muy apasionante que yo intente pintarlo.



Y,  lo que llevo peor con diferencia, es esa actitud de orgullo con el que exhiben su ignorancia y su cortedad de miras. Esa actitud de "no sirve para nada, no me interesa. Eso que cuentas y a lo que dedicas tu vida es una mierda. Yo quiero jugar a la Play / irme de compras al Centro Comercial y ya". La tienen conmigo, que enseño Historia, pero también con los profes de lengua, de biología, de matemáticas. El desprecio por los libros, por el Arte, por la Cultura , por las Ciencias... no es algo tan raro, y puede conmigo.



Últimamente esa actitud está más de moda que nunca. Tenemos una perfecta encarnación en la dichosa Belén Esteban, que no sabe nada, no quiere saber nada y se jacta de ello. La mala educación, la zafiedad y la ignorancia puestos en un pedestal día tras día. Todo el mundo la aplaude porque ella es "auténtica" (signifique lo que signifique eso). Conozco a mucha gente a la que le gusta ver a la Esteban y es curioso, porque hay toda clase de personas entre su público. Entre ellos, los que más me llaman la atención son dos tipos: la gente que tiene (o cree que tiene) más educación que ella y la ve como un divertimento, incluso algunos como un consuelo (yo soy mejor que ella), o los que son como ella, que han visto como la ignorancia y la mala educación también te pueden hacer triunfar en la vida y que hay que sentirse orgulloso de ello. Eso me da miedo: que se extienda y que sirva de ejemplo a más bobos, que opinen que el no saber nada es estupendo. Que el presumir de ser zafio e inculto se convierta en políticamente correcto y sea bien visto.



"Eh, que yo no quiero ayuda de nadie, que no necesito ayuda, leche" dice la Esteban en un momento de estos cuatro minutos de despropósitos. "Como yo no he pillado esa revolución -la industrial- tres narices me importa"- un argumento que podría haber empleado uno de mis peores alumnos. En fin... lo grande es que estoy convencida de que la mayor parte del público (y muchos de los de las mesas) no tenían ni idea de que la chica estaba metiendo la zarpa hasta el fondo y más allá y reían y aplaudían porque lo decía el regidor. Entendedme: yo no critico a la gente que no sabe. Yo no sé mucho de tantísimas cosas... tampoco creo que tenga que ser motivo de vergüenza el no haber estudiado, el no hablar correctamente o el tener lagunas de conocimiento. Lo que me revienta es la actitud contraria, la exhibición con orgullo de la ignorancia y el menosprecio a cualquier cosa que huela a sapiencia. Me duele el desprecio a la educación, en todos sus sentidos. Me duele... y me da una pena que me muero.



Machacando las Almendras.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Producto: Belen Esteban.
Chica de barrio, sin estudios, ex-novia de un torero con el que tuvo una hija, Andreíta, la niña más famosa del panorama nacional.
Además, mujer sin pelos en la lengua, con poca facilidad de palabra, y con carisma suficiente como para no tener nada que contar y seguir hablando de los mismos temas durante años. Con poca cultura o ninguna, inocente, y guerrillera, capaz de todo y de nada, y sin culpa de haber recibido la educación que tiene.
Orgullosa de ser como es, porque entiende que sus padres se han sacrificado al máximo, para poder darle a su familia lo mejor en todos los aspectos de la vida.


Clientes: Muchos, miles. Todos aquellos que en algún momento pierde un minuto para admirar su capacidad lingüística y de expresión corporal mientras habla, grita o critica o bien, aquel que pierde más de un minuto en leer algo sobre ella o escribir una columna de opinión. Además, ya no solo se centra el espectáculo en la televisión, sino en radio, prensa, internet, incluso en los colegios y universidades.

Hay producto, hay clientes… hay negocio.

Y el negocio, es decir, el dinero, una vez más, prima sobre otros aspectos más importantes como es el de la educación.

El problema no es Belén, sino la libertad que se está dando para decir lo que se quiera, como se quiera y a la hora que se quiera, independientemente que un niño o adolescente, que puede ver los programas donde aparecen las belenes, y que está en periodo de aprendizaje sobre los valores fundamentales de la vida, absorba la información, la seleccione y se quede con aquello que más le interesa. Y lo que más interesa, suele ser en muchas ocasiones, lo que menos reporta en el futuro para el crecimiento del país, teniendo a personas menos formadas y cualificadas que nos permitan con el tiempo contar con los mejores.


Jit

Pedro Miguel López dijo...

En varias ocasiones, como formador, me he visto en la misma situación que esta profesora. Y la situación no es nada agradable. ¿qué haces con alguien que está en los sitios porque tiene que estar (le obligan sus padres, le obliga el servicio público de empleo, ya que si no hace un curso pierde la prestación...)pero no muestra el más mínimo interés por aprender, avanzar o mejorar? y lo que es más graves ¿qué haces con alguien que además de estar en esa situación se ríe en tu cara de lo que le cuentas y te dice que eso no sirve para nada? Personas que tienen como referente a Belén Esteban y a ciertos personajes que no saben ni hablar y que aportan muy poco a la sociedad, pero que ven que esos iconos televisivos viven magníficamente sin pegar palo al agua.
Ante eso cuesta mucho implantar la cultura del sacrificio, el esfuerzo, el estudio, la excelencia. Primer paso para poner fin a esta situación: APAGAR LA TELE, con más motivo cuando salen ciertos programas de dudoso gusto, que hurgan en las entrañas y no aportan más que chismes y embustes.

ROSARIO dijo...

la carta de la profesora es fantástica, ojalá hubiera muchos profesores así, pues otro gallo cantaría, es cierto todo lo que dice, el desinterés total por aprender, la falta de curiosidad por saber, el hecho de no interesarles el porqué de las cosas, es totalmente inaudito; pero se llega desde pequeños hacia estas actitudes, porque los padres han sentado los niños delante del televisor y ahora pues lo que ven es lo que vale en detrimento de su cultura, de sus estudios, de su porvenir, ya no es el hecho de " tu no sabes nada " es que cuando los padres son tal cual deben ser, hay momentos que se precisa de la colaboración de los profesores para muchas actitudes, maneras de pensar, maneras de hacer y bueno solo queda cambiarlos de colegio para ver si la cosa mejora. Es un consuelo que en algunos casos mejora porque el personal docente se implica.
Pero el mal de base está ahí y realmente cuesta separarlos de esas cosas fáciles para adentrarlos en otro territorio donde las cosas no son tan fáciles.
pero hay que intentarlo, cada día, y lo primero es desenchufar la TV. tanta basura no es buena

Luci dijo...

Totalmente de acuerdo con la profesora, da miedo esta situación desde luego...hoy en día parece que la televisión/play logra influir mucho más en nuestros hijos/alumnos que los propios padres o profesores.

Saludos,