Contra la Usura y Despilfarro

Contra la Usura y Despilfarro
Los culpables siguen cobrando cifras millonarias

En estos días de CRISPACION: Melchor Rodríguez "El ángel rojo"

Hubo una resolución de un Juez, el Juez Baltasar Garzón,  que vino a decir que no era legal, investigar los asesinatos cometidos por parte de la izquierda española, concretamente una acusación contra Santiago Carrillo. Nadie salio a la calle a pedir la cabeza de este juez, nadie utilizo recursos publico para apoyar intereses ideológicos particulares, ni puso en duda el Estado de Derecho.
En estos días en los que la izquierda mas cerril, que en gran parte vive de las subvenciones publicas,  se echa al monte, mostrando su cara mas Stalinista, es preciso mantener la serenidad y rescatar la ejemplaridad de la vida de hombres que trabajaron  para la concordia.  

A continuación reproduzco un articulo,  del blog la TERCERA ESPAÑA, sobre el anarquista Melchor Rodriguez como muestra practica de saber aprecia la virtud allí donde exista.




Madrid, noviembre de 1936. Miles de reclusos son trasladados de las cárceles madrileñas a las afueras de la capital para ser fusilados. Son las tristemente famosas sacas. Con este siniestro procedimiento fueron asesinados un importante contingente de presos sospechosos de haber colaborado con el bando franquista, muchos de ellos sin haber sido juzgados. Estas matanzas de la que queda constancia física en el cementerio de Paracuellos del Jarama van a ser frenadas con la llegada a la Dirección de Prisiones del anarquista Melchor Rodríguez. Sevillano de Triana, de familia muy humilde, intentó salir de la miseria lanzándose a los ruedos de los que salió malparado con una cornada. Ya en Madrid trabaja como chapista y se afilia a la CNT. Sus profundas convicciones humanistas le llevan a emprender una lucha a favor de los derechos de los presos, incluso de los presos de ideologías contrarias, lo que le hace merecedor de encontrarse tras las rejas en multitud de ocasiones a lo largo de la Monarquía e incluso durante la República.









Estalla la Guerra Civil y es nombrado director general de prisiones el 10 de noviembre de 1936. Al comprobar la impunidad y la barbarie con la que actuaban en las cárceles los comunistas -Santiago Carrillo y Serrano Poncela entre ellos- dimitirá pocos días después. Su margen de actuación era aún muy reducido para detener estas atrocidades. Enterado el Ministro de Justicia del Gobierno republicano, el también anarquista García Oliver, de las presiones a las que se vio sometido Melchor Rodríguez por parte de los comunistas, lo nombró el 4 de diciembre Delegado General de Prisiones en Madrid con plenos poderes. Los tres meses en los que las cárceles de las ciudad de Madrid estruvieron bajo su control terminaron las matanzas en masa. Para conseguir esto objetivo Melchor Rodríguez tomó una serie de medidas como la implantación de una norma según la cual quedaba prohibida sin su autorización la salida de presos de las cárceles entre las 7 de la tarde y las 7 de la mañana. Esta orden supuso en buena medida el fin de los paseos nocturnos. Las cárceles dejan de ser una pesadilla para convertirse en un lugar seguro en medio de la masacare de la guerra. Uno de los hechos más memorables que nos dice mucho de su valentía y humanidad fue su decisiva intervención en la prisión de Alcalá de Henares impidiendo que decenas de milicianos encolerizados lincharan a los presos, en respuesta al bombardeo al que las tropas franquistas habían sometido el campo de aviación de la ciudad. Los milicianos se presentaron armados en el despacho del director de la prisión exigiéndole que abriese las celdas para ejecutar la venganza. Melchor Rodríguez se desplazó hasta la localidad, se enfrentó con los milicianos, dando incluso la orden de proporcionar armas a los reclusos en caso de que los asaltantes persistiesens en su actitud, y finalmente salvó la vida de cientos de presos. Pero el nuevo gobierno de Juan Negrín, títere de los comunistas, tenía como objetivo continuar con la política represiva y Melchor Rodrígjuez sobraba. Es destituido el 1 de marzo de 1937. Volvieron las matanzas y ajusticiamientos sin garantías jurídicas.





Apenas había durado tres meses en el cargo , pero ese tiempo había bastado para salvar miles de vidas. El apelativo cariñoso de "ángel rojo" se lo otorgaron algunos de las personas que le debieron la vida y que posteriormente dieron público testimonio de su humanitarismo, entre otros, los militares Agustín Muñoz Grandes y Valentín Galarza, los falangistas Raimundo Fernández Cuesta y Rafael Sánchez Mazas -el protagonista de Soldados de Salamina-, el famoso futbolista Ricardo Zamora, los hermanos Luca de Tena o los futuros ministros Martín Artajo y Serrano Súñer. Como anécdota hay que recordar que en 1938 se jugó la vida por permitir que en el funeral del dramaturgo Serafín Álvarez Quintero, al que con anterioridad salvó la vida, se exhibiera un crucifijo, cumpliendo así su última voluntad. Fue el único crucifijo que se exhibió en público en el llamado Madrid rojo. Muchos de sus correligionarios no entendían en medio del odio generado en una guerra fraticida sus firmes principios, el primero de los cuales era el respeto que merece toda vida humana. Nombrado por el general Casado último alcalde del Madrid republicano fue el encargado de traspasar los poderes a los franquistas el 28 de marzo de 1939. Cuando los que se autoerigían en defensores del pueblo huyeron abandonando a su suerte a los republicanos en Madrid, personajes como Melchor Rodríguez, Casado o Julián Besteiro resistieron con su pueblo y hoy pocos los conocen o recuerdan.





Termina la Guerra Civil y a pesar de haber salvado la vida de tantos, el dictador fue implacable con "el ángel rojo". Nada pudieron hacer por él los que tanto le estaban agradecidos. Incluso en el juicio la defensa argumentó que se había comportado dando muestras de cualidades genuinamente cristianas. Rodríguez insistió en que no era cristiano sino anarquista y que se había comportado como tal. Seis años de cárcel para un hombre que tanto hizo por la dignidad de los presos no lograron hacerle desistir de aquello por lo que luchó. Al salir prisión, vivió modestamente como empleado de seguros, rechazando toda ayuda económica. En 1956, el falangista José Antonio Girón de Velasco le dedicaría un libro denominándole "vanguardista infatigable en la batalla por la Justicia y por la Libertad del Hombre". Tras sufrir un aparatoso desmayo en su humilde casa madrileña fue trastalado al hospital Franscisco Franco. No tardó su amigo y entonces ministro Javier Martín Artajo, al que le había salvado la vida en 1937, en hacer acto de presencia. Cuando Melchor recobró la lucidez charlaron largo rato. Artajo llevaba una corbata en la que lucían los colores anarquistas y también un crucifijo. Al final de la conversación, el "ángel rojo" besó el crucifijo.













Murió en 1973. Su emotivo y sencillo entierro congregó a gentes de muy diversas tendencias ideológica y trayectorias vitales encontradas. Todos querían tributar un merecido homenaje a un buen hombre que pasó por el mundo haciendo el bien y que ahora póstumamente recogía todo el cariño que él había sembrado en vida. La presencia de ministros, anarquistas, jerarcas del régimen, ex-presos de varias ideologías y supervivientes de las cárceles del 36, estaba propiciando, como después ocurriría con el entierro de Dionisio Ridruejo, un ambiente favorable al entendimiento entre españoles que hiciera posible la transición democrática. Sobre su ataúd cubierto con la bandera anarquista y con un crucifijo, se rezó un Padrenuestro y en plena dictadura un grupo de falangistas auténticos, opuestos a Franco, unieron sus voces a los anarquistas y entonaron el himno anarquista "Negras tormentas agitan los aires..." Como ya comentamos más arriba, Melchor Rodríguez había conseguido en vida que un cricifijo se exhibiese públicamente por primera y última vez en el Madrid rojo y ahora muerto hizo posible que la bandera y el himno anarquista se viesen y oyesen también por vez primera públicamente en el Madrid franquista.

Hoy treinta y cinco años después de su muerte, en plena efervescencia de la llamada Memoria Histórica, no hay en Madrid ni Sevilla una sola calle que lo recuerde, si bien está en marcha una iniciativa popular para que los Ayuntamientos de Madrid y Sevilla remedien esta injusticia histórica. Pero nosotros lo hacemos aquí ciudadano con todo derecho de la Tercera España pues su vida fue un ejemplo de entendimiento entre españoles. Cuando aún resuenan las balas del terrorismo etarra en nuestra Patria, recordemos aquí las palabras de un hombre que presenció cómo los españoles se mataban y él expuso su vida en varias ocasiones por evitarlo:

Enlace:  http://laterceraesp.blogspot.com/2008/07/melchor-rodrguez-el-ngel-rojo.html



Machacando las Almendras

4 comentarios:

Eugenia dijo...

En estos días de tanta crispación es agradable saber de la vida de alguien que lucho por unir a personas y por salvarlas poniendo por encima de ideales la calidad humana de las personas.

Eugenia dijo...

Por otro lado, víctimas las ha habido de ambos lados, últimamente nos bombardean en televisión con noticias que nos hablan o cuentan la historia de tal manera que pareciera que sólo hubiera víctimas de un sólo lado. Esta manera de sesgar la información es una aberración a la veracidad histórica. Muchas personas fueron asesinadas al salir de las iglesias, niños entre ellos, y éstas víctimas parecen olvidadas.
Abrir heridas del pasado no creo que sea bueno para nadie. Sobre todo este tema pesan cinco Amnistias que creo que cuanto menos pusieron el broche a ese periodo de la historia de España. Una lástima que hubiese tantas victimas, pero por ambos lados.
Toda la razón en ese comentario con el que empieza el artículo, estos dias hemos visto como actores y compañía son capaces de salir en defensa de un juez que lo único que se le pide es que rinda cuentas ante la ley y que sea justamente juzgado, si es culpable que lo page y si es inocente pues lo mismo, que no sólo está acusado de lo de la memoria histórica sino que pesan dos acusaciones más sobre él, y es una pena ver cómo salen para eso y no salen para pedir que la situación laboral y económica cambie en este país en el que muchas familias están perdiendo sus trabajos a diario, y ésto sólo porque se han impuesto estar al lado de un gobierno que como siga al paso que va nos va a arruinar a todos. Nos dá a pensar que éste gobierno con esa defensa a ultranza que hace del juez Garzón tiene como poco algo que ocultar, ¿acaso teme que tire de la manta? es eso lo que dá a entender. Es vergonzoso como el fiscal defiende tanto o más a Garzón que su propio abogado.
En fin, habrá que seguir teniendo esperanza en que esto pueda cambiar de alguna manera.
Un saludo

Unknown dijo...

Solo unas matizaciones sobre Casado.
No era general,era coronel.Dio un golpe de estado.Provoco otra guerra civil,dentro de la guerra civil;como la hubo anteriormente en las calles de Barcelona.
Un cordial saludo.
D.MANUEL.

innopolis dijo...

Que se lo digan a George Orwell, que se libró por minutos, al igual que otros muchos del POUM, según se retrata en "Homenaje a Cataluña".
Lo tengo en archivo digital aunque lo tendría que buscar, porque está agotado.
Por si a alguien le interesa.
saludos.