Contra la Usura y Despilfarro

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Los culpables siguen cobrando cifras millonarias

POESIA QUE PROMETE XVIII: La Nacencia de Luis Chamizo.

Poema escrito por:  Luis Chamizo, natural  de mi pueblo, Guareña en la provincia de Badajoz. (Badajoz, 7 de noviembre de 1894 - Madrid, 24 de diciembre de 1945)


La Nacencia

Bruñó los recios nubarrones pardos

la luz del sol que s´agachó en un cerro,

y las artas cogollas de los árboles

d´un coló de naranjas se tiñeron.



A bocanás el aire nos traía

los ruídos d´alla lejos

y el toque d´oración de las campanas

de l´iglesia del pueblo.



Ibamos dambos juntos, en la burra,

por el camino nuevo,

mi mujé mu malita,

suspirando y gimiendo.



Bandás de gorriatos montesinos

volaban, chirriando por el cielo,

y volaban p´al sol qu´en los canchales

daba relumbres d´espejuelos.



Los grillos y las ranas

cantaban a lo lejos,

y cantaban tamién los colorines

sobre las jaras y los brezos,

y roändo, roändo, de las sierras

llegaba el dolondón de los cencerros.



¡Qué tarde más bonita!

Qu´anochecer más güeno!

¡Qué tarde más alegre

si juéramos contentos!...

- No pué ser más- me ijo- vaite, vaite

con la burra pal pueblo,

y güervete de prisa con la agüela,

la comadre o el méico...


 

Y bajó de la burra poco a poco,

s´arrellenó en el suelo,

juntó las manos y miró p´arriba,

pa los bruñíos nubarrones recios.



¡Dirme, dejagla sola,

dejagla yo a ella sola com´un perro,

en metá de la jesa,

una legua del pueblo...

eso no! De la rama

d´arriba d´un guapero,

con sus ojos reondos

nos miraba un mochuelo,

un mochuelo con ojos vedriaos

como los ojos de los muertos...

¡No tengo juerzas pa dejagla sola;

pero yo de qué sirvo si me queo!



La burra, que roía los tomillos

floridos del lindero

carcaba las moscas con el rabo;

y dejaba el careo,

levantaba el jocico, me miraba

y seguía royendo.

¡Qué pensará la burra

si es que tienen las burras pensamientos!



Me juí junt´a mi Juana,

me jinqué de roillas en el suelo,

jice por recordá las oraciones

que m´enseñaron cuando nuevo.

No tenía pacencia

p´hacé memoria de los rezos...

¡Quién podrá socorrregla si me voy!

¡Quién va po la comadre si me queo!



Aturdío del tó gorví los ojos

pa los ojos reondos del mochuelo;

y aquellos ojos verdes,

tan grandes, tan abiertos,

qu´otras veces a mí me dieron risa,

hora me daban mieo.

¡Qué mirarán tan fijos

los ojos del mochuelo!



No cantaban las ranas,

los grillos no cantaban a lo lejos,

las bocanás del aire s´aplacaron,

s´asomaron la luna y el lucero,

no llegaba, roändo, de las sierras

el dolondón de los cencerros...

¡Daba tanta quietú mucha congoja!

¡Daba yo no sé qué tanto silencio!



M´arrimé más pa ella;

l´abrasaba el aliento,

le temblaban las manos,

tiritaba su cuerpo...

y a la lus de la luna eran sus ojos

más grandes y más negros.



Yo sentí que los míos chorreaban

lagrimones de fuego.

Uno cayó roändo,

y, prendío d´un pelo,

en metá de su frente

se queó reluciendo.

¡Qué bonita y que güena,

quién pudiera sé méico!


 

Señó, tú que lo sabes

lo mucho que la quiero.

Tú que sabes qu´estamos bien casaos,

Señó, tú qu´eres güeno;

tú que jaces que broten las simientes

qu´echamos en el suelo;

tú que jaces que granen las espigas,

cuando llega su tiempo;

tú que jaces que paran las ovejas,

sin comadres, ni méicos...

¿por qué, Señó, se va morí mi Juana,

con lo que yo la quiero,

siendo yo tan honrao

y siendo tú tan güeno?...



¡Ay! qué noche más larga

de tanto sufrimiento;

¡qué cosas pasarían

que decilas no pueo!

Jizo Dios un milagro;

¡no podía por menos!







Toito lleno de tierra

le levanté del suelo,

le miré mu despacio, mu despacio,

con una miaja de respeto.

Era un hijo, ¡mi hijo!,

hijo dambos, hijo nuestro...

Ella me le pedía

con los brazos abiertos,

¡Qué bonita qu´estaba

llorando y sonriyendo!



Venía clareando;

s´oían a lo lejos

las risotás de los pastores

y el dolondón de los cencerros.

Besé a la madre y le quité mi hijo;

salí con él corriendo,

y en un regacho d´agua clara

le lavé tó su cuerpo.

Me sentí más honrao,

más cristiano, más güeno,

bautizando a mi hijo como el cura

bautiza los muchachos en el pueblo.



Tié que ser campusino,

tié que ser de los nuestros,

que por algo nació baj´una encina

del caminito nuevo.



Icen que la nacencia es una cosa

que miran los señores en el pueblo;

pos pa mí que mi hijo

la tié mejor que ellos,

que Dios jizo en presona con mi Juana

de comadre y de méico.



Asina que nació besó la tierra,

que, agraecía, se pegó a su cuerpo;

y jue la mesma luna

quien le pagó aquel beso...

¡Qué saben d´estas cosas

los señores aquellos!



Dos salimos del chozo,

tres golvimos al pueblo.

Jizo Dios un milagro en el camino;

¡no podía por menos!

Machacando las Almendras


9 comentarios:

Pizarro dijo...

Preciosa poesia de nuestro paisano.
Saludos.

Mercedes Pinto dijo...

Toda una historia, con final feliz, hecha poesía. Mientras lees puedes escuchar su música. Muy hermosa. Gracias.

Anónimo dijo...

Bonita poesia del paisano. Ahora estan los peques en el cole recitando poesias castuas y es una delicia escucharlos. Tenemos mucho bueno en nuestra tierra.
Un saludo, Eugenia

Unknown dijo...

Es precioso.

Eugenia eres de Guareña????

Yo estoy deseando que llegue la Semana Santa, parar por esos caminos que describe Chamizo, que esta primavera estarán llenos de intensos aromas de campo florido, y muy en especial, el olor a jara, y los musicales cantos de los pájaros.

Gracias por vuestros comentarios. Un abrazo.

Unknown dijo...

La nacencia,me llega al alma,a mi y a mi familia,siempre nos gusto mucho.
Del tema del aborto,no comento nada,no lo tengo claro.Solo dos apuntes.
No me parece bien que una menor pueda abortar sin que tengan conocimiento sus padres de ello.
Y si se penaliza el aborto,o en ciertos casos,quedaria aqello del "viaje a Londres".
Un cordial saludo.
D.MANUEL.

Unknown dijo...

La nacencia,me llega al alma,a mi y a mi familia,siempre nos gusto mucho.
Del tema del aborto,no comento nada,no lo tengo claro.Solo dos apuntes.
No me parece bien que una menor pueda abortar sin que tengan conocimiento sus padres de ello.
Y si se penaliza el aborto,o en ciertos casos,quedaria aqello del "viaje a Londres".
Un cordial saludo.
D.MANUEL.

Anónimo dijo...

Buenos dias, si, soy de Guareña de toda la vida, nacida y criada aquí. No tengo el gusto de conocerle, pero desde hace un tiempo sigo su blog, además de otros, y me gusta el toque que le dá. Los temas que trata son de interés acual y comparto muchas de sus ideas, y por qué no decirlo, una poesía como ésta alegra el alma de cualquiera y me trae recuerdos de la infancia que siempre son agradables recordar. La Semana Santa siempre fue mi fiesta preferida, la "gira" era y es lo que más me gustaba de la fiesta, ese salir al campo y compartirlo todo con la familia...nos juntabamos todos los primos y las risas estaban siempre aseguradas, añoro aquellos tiempos porque una se creciendo y a veces se pierde ese encanto que tenían cuando eramos mas peques.
Lo dicho, la poesia es preciosa y una no se cansa nunca de escucharla.
Un saludo a todos, Eugenia

Unknown dijo...

Muchas gracias Eugenia.

Yo también soy de Guareña, nacido y criado, pero una vez criado llevo bastante tiempo viviendo en Madrid pero voy bastante al pueblo.

Yo recuerdo con añoranzas como tu dices, cuando íbamos al campo, mi padre que lo que tuvo siempre fue un carro de mulas, nos montábamos en el, subíamos las sillas y sentaditos hasta El Chaparral o Valdearenales. Y todos los caminos y carreteras iban en filas india, unos con carros de mulas y otros en los remolques tirados por tractores. Había gente que adornaba los remolques. Y al volver el vino de pitarra se tornaba en alegres canciones que hacían el camino mas entretenido y alegre. En esas cosas pequeñas que van llenando la mochila de las vivencias de la
vida.

Un saludo.

Eugenia dijo...

Que comentario mas apropiado, yo no lo hubiese dicho mejor. También recuerdo que mi abuelo tenia un carro tirado por mulas, e ibamos todos metidos, cantando y riendo todo el rato, deseando compartir esos momentos juntos. Después vino el tractor con el remolque, y finalmente cada uno en su coche...aunque ya no era lo mismo, el espíritu de esas "giras" de antes seguía todavía vivo en nosotros. Hoy en día es más dificil que todos nos juntemos, unos han decidido que no les apetece ir a pasar el dia en el campo, otros tienen amigos y han tomado distinto camino, eso si, los pocos que hemos quedado todavía seguimos saliendo juntos, y aunque no son tantos como desearíamos, somos suficientes para pasar un buen dia.
Gracias a ti por ponernos esa poesía y por permitir que los recuerdos en ciertos momentos del día se abran paso...es toda una delicia.
Un saludo