¿Diálogo Social?. ¿Quien representa al trabajador?

El diálogo social se produce solo y exclusivamente en torno a la perdida de los derechos por parte de los trabajadores.

Nadie pone en entredicho el gran lastre que esta suponiendo para la económica española, lo que se dio en llamar estado de las autonomías , que lejos de acercar la administración al ciudadano, se ha convertido en un entramado sofisticado de gasto público para perpetuarse en el poder, una nueva clase social, la clase del político profesional. Nadie pone en tela de juicio las subvenciones constantes a sindicatos y a la patronal, de forma directa, o indirecta a través de los fondos de formación, cuya gestión es ajena a la transparencia. Nadie pone en tela de juicio el lastre que supone para eficiencia económica esos pozos sin fondos de generar deudas, que son las televisiones autonómicas, que en realidad son la moderna Acorazada Brunete, los nuevos carros de combates, que someten voluntades, convirtiendo en opinión pública la opinión publicada.

¿Alguien pone en tela de juicio el sistema presupuestario de la administración pública, ese según el cual muchos organismos y departamentos se ven obligados a gastar toda la dotación presupuestaria, se necesite o no realizar el gasto, con el único objeto de no ver disminuida la dotación al año siguiente?

Y por supuesto nadie habla de atajar esa corrupción generalizada que supone el reparto de comisiones, o financiación de partidos, que al final el empresario de turno lo que hace es repercutirlo sobre el presupuesto de la obra o servicio que va a realizar para la administración. Eso tienen un doble efecto sobre la gran masa de trabajadores, uno que nos cuesta el dinero a través de los impuestos y otro que sufrimos las deficiencias derivadas esas partidas que lejos de ser invertidas en beneficio de todos, en la calidad de las obras o la prestación del servicio, va a parar al bolsillo del político de turno.

Y me temo que esto sucede porque en el diálogo social solo están los tiburones de la económica liberal capitalista actual, y falta los trabajadores. Aquellos que desde sus pequeñas y medianas empresas realizan un esfuerzo titánico de supervivencia ante una presión fiscal asfixiante. Y aquellos trabajadores que cada día venden la fuerza de su trabajo y que ven como década tras década, se van mermados sus derechos laborales a favor de una economía en la que cada vez importan menos las personas, y mas los números de los beneficios de las empresas y el afán recaudatorio del estado.

Diálogo social si, pero pantomimas NO, porque al final siempre son recortes sociales solo y exclusivamente para los trabajadores, ni para los políticos, ni para la patronal, ni para los sindicatos, y no digamos para las grandes corporaciones empresariales y la banca cuyos magnates viven a todo tren, y en tiempos de crisis quieren y consiguen socializar no solo las perdidas sino también las dificultades. Y esto lo hace un gobierno socialista. ¿Es que han perdido la dignidad los trabajadores para seguir votando a semejantes huestes?

España tiene como reto para los próximos diez años, ser capaz de generar en la sociedad una corriente regeneracionista de la vida pública, que cambie radicalmente este sistema y lo convierta en una democracia real, donde las listas abiertas, una nueva ley electoral, y la separación real de poderes, lleve al mundo del trabajo a tener los resortes de poder que en justicia le corresponden.

MACHACANDO LAS ALMENDRAS